Pintura

Cuando hablamos de pintura o de artes pictóricas nos referimos a una forma artística que busca representar la realidad gráficamente, empleando para ello formas y colores sobre una superficie, a partir de pigmentos naturales y sintéticos mezclados con sustancias aglutinantes.

En ese sentido, la pintura echa mano conceptualmente al dibujo, la teoría del color y la composición pictórica, así como a la perspectiva y a otros conocimientos que atañen a la visión y a la física de la luz.

Se trata de una de las Bellas  Artes  de la  humanidad, junto con la literatura, la escultura, la música, la danza, la arquitectura, el cine, la fotografía y la historieta. Y es probablemente una de las más antiguas que se conocen.

Imprimiendo el color y la textura sobre un lienzo de papel, tela o cualquier otra superficie lisa que lo permita (una pared, un trozo de madera, etc.), la pintura representa las características de la luz a través de una diversidad de técnicas, más o menos figurativas (es decir, más o menos abstractas en su representación).

Las técnicas de pintura son los métodos usados para fijar los pigmentos en la superficie del soporte. Algunas de las más populares son:

Óleo. Empleando aceites y un disolvente llamado trementina, se elabora una pasta pigmentada, viscosa y de origen vegetal, con que se pueden adherir los colores al lienzo, empleando pinceles u otras herramientas. Al secar, los colores quedan fijos a la superficie.

Acuarela. Consiste en el uso de colores diluidos en agua, de consistencia transparente, que se aplican sobre papel o cartulina con pinceles. Con esto se logra una mayor soltura y brillantez, pero requiere de trazos libres e imprecisos.

 Acrílico. Se llama así a una pintura de secado rápido, cuyos pigmentos se sostienen en una emulsión de acrílico (cola vinílica) y aunque son solubles en agua, al secarse son sumamente resistentes.

En el caso de los más pequeños usamos pintura dactilar, y materiales que le permitan desarrollar su motricidad fina y gruesa.

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